-El obrero se levanta a las cinco de la mañana, calculando el pésimo viaje en colectivo o tren, con suerte no tendrá que combinar mas de un transporte. viaja apretado por mas proletarios en sus mismas condiciones, tratado mas como ganado que como persona.
-El empresario o asalariado de alto nivel, se despierta a las ocho, tal vez ocho y media de la mañana, desayuna tranquilo, se calza su distintivo uniforme con corbata colorida, baja al estacionamiento, se sube a su confortable cero kilómetro, enciende el aire acondicionado si es verano, calefacción si llegara a ser el invierno, y emprende el viaje a su lugar de labor escuchando música suave y ligera.
-El obrero llega a la fabrica, se cambia la ropa en un vestuario poco confortable, toma un mate cocido, tal vez con un pedazo de pan con sus compañeros proletarios aguardando la señal dada por el encargado, (perro faldero de los burgueses), que, con mala cara, los insta a emprender un día mas de esclavizante labor ardua y monótona.
-El buen burgués, llega a su oficina, o la oficina de la fabrica, toma café mientras charla de banalidades con sus pares, se ríe, se divierte un rato, se conecta a Internet, abre facebook, chatea un rato, se acomoda en su escritorio, ojea sin interés unos papeles, enciende el aire acondicionado si esta caluroso, o la calefacción si esta destemplado, y se pone a leer Clarín digital en la computadora.
-Para este momento, el obrero ya genero con su esfuerzo, con el sudor de su frente, su sueldo, en tan solo unas horas de sacrificio proletario, el sueldo de los asalariados parasitarios, (los oficinistas), y comienza a generar las ganancias extraordinarias del explotador que lo tiene contratado casi de forma esclava. El no tiene aire acondicionado si hace calor, simplemente transpira, se sofoca y sigue transpirando. Si hace frío, sus manos entumecidas le duelen por las tareas que realiza, aunque ya esta acostumbrado, su vida siempre fue un sacrificio, desde siempre todo le costo mas que a los otros, solo porque nació pobre. No tiene calefacción donde desempeña sus tareas, es solo un obrero, se lo puede reemplazar fácilmente por cualquier otro negro que siga en la fila (eso es todo lo que somos para ellos, solo unos "negros", gustan darle al color oscuro una connotación negativa vaya uno a saber porque).
-Llegado el mediodía, el asalariado distinguido, sale a comer o se pide comida a un delivery, si esta reacio a afrontar la salida a la calle. Come en 25 minutos aproximadamente, toma un café, sale a fumar su décimo cigarrillo del día, y luego hace la digestión por otra media hora mas.
-Llegado el medio día, 1230hs o 1300hs, dependiendo el lugar, el obrero solo dispone de media hora para comer. Apurado va a buscar su tupper con comida que sobro de la noche anterior, que su mujer precavida hizo de mas para que su marido no pase hambre en la jornada laboral. Traga apurado, sentado en el piso, rodeado de sus compañeros, compartiendo la bebida de una misma botella. (vale aclarar que hay obreros con suerte los cuales disponen de una mesa y algunas sillas en las cuales acomodarse durante las faenas del almuerzo). Terminada la tan ansiada media hora, luego de una mañana interminable, donde las agujas del reloj no pasan por mas que el produzca a ritmo desenfrenado, obligado por el látigo verbal del encargado, que continuamente lo atiza para exprimir el máximo de su rendimiento, llevándolo mas allá de sus capacidades físicas, pero eso es todo por las ganancias del patrón, ellos necesitan tener mas, de ser posible todo; después de todo a fin de mes estos negros me terminan saliendo caro, dice el afortunado dueño del lugar; les pago $3.100 a cada uno, y si encima se lastiman los tengo que pagar como buenos.
-Por la tarde el oficinista realiza un par de llamadas telefónicas, conversa a gusto con sus pares mientras toman un café, debaten un par de temas pelotudos, que ellos creen profundos y trascendentales, para así, llegada la hora estipulada, cierran su día, volviendo en auto cómodamente a su casa.
-El obrero por toda la tarde sigue produciendo al máximo de su capacidad, generando ganancias extraordinarias de forma exagerada; el encargado lo critica constantemente, (para el encargado, un obrero nunca es bueno, siempre puede dar mas de si), la tarde interminable llega a su fin, el obrero va al vestuario, se cambia como puede, amontonado con sus compañeros en ese lugar oscuro e incomodo. Antes de irse debe mostrar su bolso al encargado, (siempre es sospechado de ladrón, por su sola condición de pobre, el patrón siempre piensa que el obrero lo va a robar, cuando la realidad es otra, ¿no? ¿cuanto roban los patrones a los obreros?), viaja apretado en el transporte que lo lleve hasta su hogar, llega pasadas las siete de la tarde, sucio, cansado, hambriento, demolido por otro día mas de sacrificios para engrosar las arcas ajenas, nunca las propias, el no nació para satisfacer sus necesidades ni las de sus seres amados, no, el nació para ser explotado por una banda de hijos de puta que viven de su esfuerzo, de su sacrificio, de su sangre, le sacan todo, deja la vida por ellos, ¿y como lo recompensan?, con un sueldo que apenas llega a cubrir lo mínimo e indispensable que requiere para sobrevivir, si, sobrevivir, ni siquiera le alcanza para vivir dignamente.
Esa es la desgraciada vida de la mayoría y las delicias de unos pocos.
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