He dedicado treinta y tres años y cuatro meses al servicio
activo de nuestra fuerza militar más ágil, la infantería de marina. He ascendido desde segundo teniente hasta
mayor general. Durante todo ese periodo he dedicado la mayor parte de mi tiempo
a servir a los intereses de los grandes negocios, a Wall Street y a los
banqueros. En resumen, fui un pistolero a las órdenes del capitalismo…
Contribuí a convertir a México y especialmente a Tampico en
lugar seguro para los intereses petroleros norteamericanos, en 1914.
Ayude a Haití y Cuba fueran lugares seguros para que los
muchachos del National City Bank puedan efectuar sus cobros.
Ayude también a que Nicaragua cumpliera sus compromisos con la
casa de Banca internacional Brown Brothers en 1912-1922.
Aclare la situación en 1926 de los intereses azucareros
norteamericanos en la republica dominicana.
Contribuí a que Honduras siguiera una política apropiada para las compañías bananeras
norteamericanas en 1903.
En 1927 serví en China para que el Standard Oil siguiera su
camino sin ser molestado.
Durante todos esos años disfrute, como dijeran los muchachos
de la trastienda, de magnificas prebendas.
Fui premiado con
honores, medallas y ascensos. Mirando hacia atrás, pienso que hasta le hubiera
podido dar algunas indicaciones a Al Capone. Lo más que pudo hacer él fue
operar sus sucios negocios en tres distritos de la ciudad de Chicago. Los marines
en cambio operábamos en tres continentes
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