El río del infortunio. Principal corriente de
agua del sistema fluvial del Hades. Se creo cuando los dioses ganaron la guerra
contra los titanes, y el gran Zeus castigo a Aqueronte, que les había dado
agua, convirtiéndole en un río.
La geografía del Hades es complicada y algo
confusa, pero parece que el Aqueronte tiene cuatro afluentes: el Estige o Río
del Odio, el Flegeton o Río de Llamas, el Cocito o Río de las Lamentaciones, y
el Lete o Río del Olvido. Al parecer, los ríos fluyen en círculos concéntricos,
y tal vez se crucen o se entremezclen unos con otros, separando el Hades en dos
partes: el Tartaro y los Campos Elíseos.
Las almas de los muertos tienen que cruzar los
cinco ríos en su camino al Mas Allá. Cada cruce los separa más del mundo de los
vivos, y cuando por fin beben las aguas del Lete, todos olvidan sus vidas en la
tierra. Terminan los llantos y lamentaciones por la separación de los seres
queridos y todos se reconcilian con la lúgubre eternidad del Tartaro o con la
felicidad de los Campos Elíseos. Si un mortal logra bañarse en las aguas del
Estíge y volver de algún modo a la tierra, será invulnerable para siempre a las
armas humanas. Pero tiene que procurar no tragar sus aguas, que es mortalmente
venenosa. Se dice que Alejandro Magno murió envenenado por agua del Estigio,
traída del río en una pezuña hueca de una mula.
Sin embargo los dioses pueden beber el agua
del Estige sin sufrir más efecto que una leve somnolencia, y la beben servida
en una copa de oro por la ninfa Iris, cada vez que desean someterse a un
juramento solemne.
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