Kali (la mujer negra) o, como se la conoce más comúnmente, Kali
Ma, la madre negra, una de las formas de Durga que dio muerte, con la ayuda de
Chandi, a Raktavija, el principal jefe del ejército de los gigantes. Éste, al
ver caer a sus hombres, atacó él mismo a la diosa y de cada gota de sangre que
cayó de su cuerpo surgieron mil gigantes iguales en poder a él mismo. En tan
crítico momento, otra forma de la diosa, llamada Chandi, llegó en su auxilio.
Mientras Kali se bebía la sangre del gigante y evitaba la formación de nuevos
gigantes, Chandi dio muerte al monstruo.
A Kali se la representa como una mujer negra con cuatro brazos; en
una mano lleva una espada, en otra la cabeza del gigante al que ha dado muerte
y con las otras dos está animando a sus devotos. Lleva dos cadáveres como
pendientes y un collar de calaveras. Por única vestimenta lleva una faja hecha
con las manos de hombres muertos, su lengua le cuelga fuera de la boca. Sus
ojos son encarnados como los de un demonio; su cara y uno de los senos están
tintos en sangre. Se encuentra erguida con un pie sobre el muslo y otro sobre
el pecho de su marido. Esta posición de Kali se explica por el hecho de que,
cuando su victoria sobre los gigantes quedó consumada, bailó de alegría tan
furiosamente, que la tierra tembló bajo su peso. Ante el ruego de los dioses,
Shiva le pidió que depusiera su actitud, pero como a causa de su estado de
excitación no le reconoció, Shiva se tumbó él mismo entre los muertos. Ella
continuó bailando hasta que apercibió a su marido debajo de sus pies;
inmediatamente sacó la lengua, avergonzada por la falta de respeto que había
cometido con él.
La guirnalda de Kali está formada por 51 calaveras humanas, que
representan las 51 letras del alfabeto sánscrito, el cual, como lengua sagrada
contiene el conocimiento y la sabiduría. Con sus tres ojos Kali ve pasado,
presente, y futuro. Sus brillantes dientes blancos simbolizan satwa, la pureza,
y la lengua roja salida es rajas, el principio activo de la naturaleza. Se la
suele representar con cuatro brazos, con una mano sostiene una cabeza cortada,
que es la destrucción del ego de sus devotos; con otra empuña una espada, con
la cual corta todas las limitaciones. Las otras dos manos hacen gestos que
indican ausencia de todo temor, y fuerza espiritual.
Cuando Kali es adorada con amor, su aspecto terrible deja de
causar miedo. Para sus más sinceros devotos, Ella aparece en una forma amorosa
y protectora. El Amor de la Madre Kali es tan grande como su furia, su Amor es
ilimitado y eterno. Para los curiosos Kali es terrorífica y destructora, pero
para el amante devoto Kali trae la libertad, liberándolo de su negatividad.
Kali concede gracias y disuelve el miedo, Ella destruye aquello que mantiene a
ser humano separado de su divina fuente. Kali disuelve el miedo a la muerte, y
nos recuerda que la Liberación no puede ser alcanzada mientras nos aten las limitaciones
humanas. Kali destruye estas limitaciones y trae la libertad. Ella ataca todo
obstáculo interno hacia la Iluminación, como la ignorancia y la falsedad,
dirigiendo toda su furia contra la parte más hostil y negativa de sus devotos.
Ella es la guerrera de los mundos, que nunca evita la batalla.
La relación de Kali con la sangre procede de una fantástica
historia que narra la aparición de un demonio dedicado a devorar a los hombres:
según iban siendo creados así los engullía. Este demonio, un gigante enorme que
dominaba toda la Tierra, impedía el establecimiento de la humanidad.
Fue entonces cuando Kali decidió tomar cartas en el asunto y
decidió enfrentarse a él para salvar a la especie humana de tan terrible
destrucción.
La lucha se desarrolló como una guerra de titanes. Aunque Kali
conseguía herirlo mortalmente, por cada gota de sangre derramada de su enemigo
surgía un nuevo demonio. De este modo el combate parecía no tener fin.
Finalmente, Kali comprendió que debía cambiar de método y decidió chupar la
sangre de las heridas de los demonios para impedir que aparecieran más. Así
acabó definitivamente con todos ellos.
Otra versión cuenta que Kali creó de su propio sudor a dos
hombres, los thugs, que la ayudaron a derrotar a los demonios. Una vez creados,
la diosa le regaló un pañuelo a cada uno de ellos para estrangular a los
demonios. Así los matarían sin verter sangre y evitarían el nacimiento de
nuevos seres malignos. De este modo consiguieron vencerlos.
Acabado el combate, Kali permitió a estos dos primeros thugs que
conservaran los pañuelos en recuerdo de su colaboración en la lucha por la
salvación de la humanidad. Además, sería el medio que utilizarían para ganarse
la vida y alimentar a sus familias. Esta recomendación divina fue interpretada
como un mandato, de modo que los thugs creían cumplir una obligación religiosa
cuando robaban y estrangulaban a sus víctimas.
La secta de los thug existió en la India durante más de 300 años,
llegó a tener un millón de adeptos y fue supuestamente responsable de matar el
mismo número de víctimas. Hace unos 160 años, los británicos la erradicaron
bajo el liderazgo de William SIeeman.
TÉTRICA ICONOGRAFÍA
Estos son los símbolos más oscuros que identifican a la gran
madre:
• El cadáver bajo su pie Al representar la noche suprema que
engulle todo lo que existe, Kali pisa la no existencia en la forma de cuerpo
inerte, que es una metáfora del Universo destruido. El cuerpo sin vida es el
símbolo de lo que queda, lo que acaece cuando el Universo manifestado regresa
al control singular del tiempo eterno. Cuando se destruye el Universo sólo
permanece el poder del tiempo, el poder de la destrucción.
• La espada. Encama la fuerza de la destrucción.
• La cabeza cercenada. El guerrero guarda la cabeza de su víctima
como trofeo. Es un símbolo que muestra a los vivos el destino que les acecha.
La cabeza decapitada en la mano de Kali recuerda a todos los seres vivos que no
hay escape ante la omnipotencia del tiempo.
• La guirnalda de cráneos. La vida y la muerte se dan la mano; son
hermanas siamesas unidas por un destino común. Sin la una no se entiende la
otra. Los cráneos representan cada una de las 51 letras del alfabeto sánscrito,
el estado de sonido manifestado, origen de toda creación que, al replegarse, muestra
sin ambages la destrucción en las cabezas sin vida.
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